Os presento un artículo que he escrito para el número 429 de diciembre de 2011 de la revista "Alimentaria" (http://www.eypasa.com/alimentaria/vernoticia.php?noticia=552)
La
aplicación de la ‘calidad integral’ en Grupo Garavilla
Héctor
Martín Fernández Álvarez
Nuestra
empresa da sus primeros pasos allá por el año 1887 cuando D. José de Garavilla
y Quintana abre en la pequeña villa marinera vasca de Elantxobe un pequeño
negocio artesanal de conservas de pescado. Asentados en Bermeo (Vizcaya) desde 1906, fue en 1917 cuando se inaugura lo que en aquellos tiempos fue considerada
una de las mejores y más modernas fábricas de conservas de Europa, que fue
bautizada con el nombre de ‘La
Equitativa’, que a su vez fue la marca bajo la que la empresa
comercializó durante años buena parte de su producción.
Ya en
los años 60 del siglo XX, surge la marca ISABEL, aumenta la dimensión de
la empresa fundando hasta 11 fábricas por toda la Península y Canarias. En las
siguientes décadas contemplamos una espectacular expansión, ya bajo la
dirección de la tercera generación de la familia Garavilla, con la creación de
una potente red comercial, una activa presencia en los medios de comunicación y
una moderna flota pesquera.
En la
actualidad, el Grupo Garavilla, , cuyos
mas conocidos productos, de marcas como
ISABEL y CUCA, son de las más entrañables del panorama de la alimentación
moderna en España, que nos han acompañado durante varias generaciones. La
confianza depositada por nuestros consumidores ha permitido consolidarnos como
una de las empresas agroalimentaria líderes en la producción y comercialización
de una amplia variedad de productos del mar estables a temperatura ambiente.
Conservas Garavilla cuenta con seis grandes plantas de fabricación (cuatro en
España, uno en Marruecos y otro en Ecuador), flota pesquera propia constituida
por cuatro modernos buques atuneros que, operando en los océanos Pacífico,
asegura el suministro de materia prima a nuestros centros de envasado, y una
nutrida red comercial y de distribución que cimenta nuestra potente proyección
internacional, con presencia relevante en más de sesenta y cinco mercados nacionales, en cuatro continentes.
En este sentido, y además de nuestra relevante presencia en el mercado europeo,
merece especial mención nuestro liderazgo en zonas emergentes como Sudamérica,
Magreb y Europa del Este.
Los
elementos clave de nuestra estrategia industrial y comercial son la innovación
y la diversificación de la gama de productos que ofrecemos al consumidor,
manteniendo la confianza que nos brindan los consumidores. Efectivamente, en
Conservas Garavilla estamos orgullosos de ser considerados
simultáneamente una empresa ‘de toda la
vida’ y a la vez ‘innovadora’ en
cuanto a la oferta de productos. Es, por tanto, un compromiso estratégico de
nuestra empresa encontrar el punto de equilibrio entre ser considerados ‘de confianza’, valor irrenunciable tanto en cuanto el consumidor nos percibe
como una organización preocupada ‘desde
siempre’ por ofrecer productos seguros y de calidad, y afianzar la actual
imagen de empresa caracterizada por una importante
apuesta por la innovación, comprometida con el objetivo de aportar valor desarrollando
nuevos procesos tecnológicos como NATURfresh® para ofrecer al consumidor nuevas
propuestas, más atractivas y saludables pero, como ya queda dicho, sin renunciar
un ápice a la más alta garantía de calidad y seguridad.
CALIDAD e I+D+i
La
industria española ocupa hoy, según datos de ventas, el quinto puesto en
Europa. El sector de la alimentación y bebidas, con aproximadamente el 20% del
total de la producción industrial, es el primer sector de la industria
manufacturera en España, aportando alrededor del 15% del valor añadido y el 17%
de la mano de obra.
El
esfuerzo innovador del sector se visualiza claramente si recordamos que la
industria alimentaria ha triplicado las inversiones tras la integración en la
UE para no paralizar su desarrollo; dinámica que continúa en la actualidad. Hoy
en día, una de las preocupaciones fundamentales de las industrias del sector es
la necesidad de potenciar el prestigio de la marca y la excelencia del
producto. Lo anterior, junto con la presión de la competencia (interna y
externa) de los diferentes agentes económicos que confluyen en el sector
requieren de las empresas una respuesta constante, que se traduce en
inversiones destinadas a la investigación y desarrollo de nuevos productos,
innovación en procesos y formación continua de los trabajadores. La progresiva
liberalización del comercio mundial y la apertura de mercados, tras los
acuerdos de la Ronda Uruguay y del GATT, son los nuevos desafíos de la
industria alimentaria. Aumentar el nivel de internacionalización del sector y
la inversión en activos productivos es una necesidad acuciante para sostener el
dinamismo de las empresas.
Este
objetivo estratégico ha sido el que condujo a que nuestra empresa decidiera,
hace ya más de doce años, certificar los sistemas de gestión implantados en los
diferentes centros de fabricación del Grupo. En aquel momento todavía
hablábamos de “sistemas de aseguramiento de la calidad”. Desde un primer
momento, comprobamos que el esquema de la serie ISO 9000 satisfacía plenamente
nuestros requerimientos. Posteriormente hemos podido comprobar cómo la
implantación previa de la norma ISO ha facilitado considerablemente la
adaptación de nuestro sistema organizativo para la implantación de nuevos
estándares de seguridad alimentaria y otras normas específicas de
sostenibilidad de recursos marinos (MSC)
o de adecuación de productos a colectivos específicos (como el sello Halal). Efectivamente, hemos comprobado
cómo las certificaciones de calidad de la serie ISO 9000, en nuestro caso
certificadas desde siempre por AENOR, introducen guías claras de actuación
permitiendo conseguir una mayor eficiencia del flujo de información entre todos
los niveles de la organización.
El
enfoque basado en procesos, punto focal de la versión del 2000, ha supuesto,
efectivamente, un punto de inflexión en la forma de gestionar la organización,
pasando del esquema de “departamentos” entendidos casi como “compartimentos
estanco” a funciones transversales a la organización como eje vertebrador de la
actividad de la empresa. De todos modos, permítasenos poner en valor las
valiosas aportaciones hechas por las versiones anteriores de la norma, en
particular la del año 1994, que ha consagrado un ‘código de comunicación’ global en cuyo marco aún nos movemos hoy en
día. Es curioso comprobar que incluso las nuevas normas privadas de seguridad
alimentaria hacen uso de términos característicos de las normas de la serie ISO
9000; efectivamente, términos de uso tan cotidiano como “proceso” no se podría
entender sin la norma ISO. Que todos
hablemos el mismo idioma ha supuesto una auténtica revolución en las relaciones
entre las organizaciones, con los proveedores y con los clientes.
De todos
modos, es necesario señalar que, hoy por hoy, la implantación de sistemas de
gestión en nuestras organizaciones no debe ser considerado como parte de una
estrategia de “diferenciación” puesto que, cada vez más, las organizaciones
requieren la implantación de sistemas que permiten la verificación del buen
hacer organizativo y de gestión como requerimiento previo al establecimiento de
relaciones comerciales, es decir, contar
con un sistema de gestión basado en esquemas ISO nos permite colocarnos en la
“línea de salida” pero no nos garantiza que lleguemos los primeros a la meta.
Ya hace
más de una década que el Grupo Garavilla ha establecido como prioridad
estratégica dotar a cada uno de nuestros centros de producción de un sistema de
gestión de la calidad y de un programa de seguridad alimentaria acorde con las normas y estándares de calidad de producto y
proceso que los clientes y consumidores merecen y, cada vez más, exigen de una
empresa líder en el sector de la alimentación.
Así,
comenzamos a finales de la década de los noventa del pasado siglo, implantando
sistemas de gestión compatibles con la serie de normas ISO 9000 de 1994, en las
fábricas de Agadir (Marruecos) y O Grove (Pontevedra, España), certificadas por
AENOR en 1998. El sistema de gestión implantado en la planta de Ecuador ha
conseguido la certificación ISO 9001 hace
más de 5 años, también emitida por AENOR.
En 1999
se obtuvo por primera vez la certificación BRC (‘British Retail Consortium’) para la planta de O Grove. A ella han
seguido las certificaciones de Agadir y Ecuador. En la actualidad todas estas
plantas cuentan con el máximo nivel de conformidad bajo el referencial BRC (nivel A) y también poseen
la certificación IFS (‘International Food Standard’) en nivel de excelencia (‘higher level’), emitidas todas ellas
por la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR).
CALIDAD INTEGRAL.
El
antiguo concepto de “calidad” y “control de calidad”, como cumplimiento de
especificaciones que reflejaban los requerimientos del cliente ha evolucionado
(‘felizmente’) hacia un concepto más
amplio y sistematizado, que requiere una potente base organizativa
correctamente estructurada que pueda dar respuesta a las nuevas, y cada vez más
dinámicas, demandas del consumidor centradas en aspectos asociados al producto
y a su fabricación como, por ejemplo, el impacto del proceso de producción
sobre el medio, la salubridad de los productos, el entorno de trabajo en los
centros productivos, la sostenibilidad de los recursos, el respeto a la biodiversidad,
el respeto a las personas, etc.
Desde la
Dirección de Calidad y RSC del Grupo Garavilla hemos sistematizado el control
global de nuestros productos y procesos a partir de la siguiente asunción del
concepto de ‘calidad integral’[1]: La calidad integral del
producto abarca dos características diferenciadas que podemos designar como
“salubridad” y “satisfacción”. Cada uno de estos aspectos se divide en otros
dos:
a) Salubridad: aspectos relacionados
directamente con la salud del consumidor (ampliamente entendida; no como
“ausencia de enfermedad” sino más bien en la línea de su definición actual como
“estado de completo bienestar físico, mental y social”):
a-1)
Inocuidad: Ausencia de riesgos.
Requiere el establecimiento de protocolos y procedimientos para evitar riesgos
toxicológicos y microbiológicos y la aplicación de estándares que aseguren el
cumplimiento de dichas normas.
a-2)
Beneficios nutricionales: Los
alimentos proporcionados deben ser compatibles con hábitos nutricionales que
tiendan al bienestar físico del consumidor. Se debe tratar de mantener
determinados niveles de nutrientes en los ingredientes y la formulación de
alimentos de forma que su consumo sea compatible con perfiles nutricionales que
fomenten el interés de los consumidores por la alimentación sana y natural.
a) Satisfacción: aspectos relacionados
directamente con sensaciones de bienestar y comodidad del consumidor:
b-1)
Calidad organoléptica: los productos
proporcionados deben presentar unas características sensoriales (sabor, aroma,
textura, apariencia,…) que satisfagan las necesidades y exigencias del
consumidor.
b-2)
Confort: se debe proporcionar al
consumidor valores adicionales relacionados con la utilidad, ventajas
económicas, comodidad y facilidad de
utilización, envasado atractivo, información completa en etiquetado, vida útil
adecuada de los productos, valores de empresa asociados al producto
(fabricación ética), etc.
En
los países desarrollados hemos superado, una primera fase de preocupación
fundamental por la obtención de alimentos. La
fase de aseguramiento de la “inocuidad” de los productos alimenticios se está
llevando a cabo simultáneamente a las actividades de mejora de niveles nutricionales y dotación de mayores valores de
“confort”; todo ello debido al gran dinamismo del mercado. En ese punto es
donde se encuentra la principal aportación de los sistemas de gestión de
seguridad alimentaria que nuestra organización ha implantado y que cuentan con
las certificaciones BRC e IFS emitidas por AENOR.
Creemos
necesario recalcar que hoy en día, el consumidor quiere saber cómo se han
procesado y obtenido los alimentos; y exige, cada vez más, una calidad integral
del producto alimenticio que consume, es decir, demanda que los productos sean
por un lado sanos y seguros, pero también que aporten valores adicionales de
confort y que sean producidos éticamente y de una forma respetuosa con el
medio.
En este
sentido, la sostenibilidad de los
recursos, específicamente del atún, es un tema de capital importancia que debe
recibir toda nuestra atención puesto que es la clave que sostendrá la
supervivencia de nuestra organización en el futuro. Consideramos de fundamental
importancia partir de un “diagnóstico” preciso, fiable y veraz que nos permita
formar una imagen clara de la situación real del recurso. Es necesario, por
tanto, desarrollar estudios científicos claros que aborden la cuestión de la
sostenibilidad del atún con el fin de adoptar medidas como protección de zonas
de cría, creación de santuarios, vedas, etc.
Por otra parte, y en concordancia con las propuestas
estratégicas de las Administraciones Europeas (por ejemplo las directrices
expuestas en el documento “Future challenges paper: 2010-2014” de la DG SANCO),
se debe propugnar una mayor participación del propio sector y debería ser éste
quien adopte una posición proactiva y de liderazgo en la autorregulación son
objeto de ser “parte de la solución, no
del problema” y que así sea percibido tanto por las administraciones como
por la sociedad en general.
En este contexto se enmarca el reciente ingreso del
Grupo Conservas Garavilla como miembro de la ISSF (International Seafood
Sustainability Foundation, www.iss-foundation.org), asociación global entre
ciencia, industria atunera y la comunidad de organizaciones no gubernamentales que,
como indica en su página web, tiene por misión “emprender iniciativas, basadas
en la ciencia, para la conservación y aprovechamiento sostenible a largo plazo
de las poblaciones de atunes, la reducción de la captura incidental, y la
promoción de la salud de los ecosistemas”.
La
producción ha de orientarse, por tanto,
hacia estas nuevas demandas del consumidor, y ello requiere
necesariamente un “control integral de
la producción”: trazabilidad total del producto, buenas prácticas de
manipulación y producción, control de procesos, respeto escrupuloso a las
correctas condiciones de higiene y sanitarias en todas las etapas,
identificación y corresponsabilidad de proveedores, control de movimientos y
etiquetado integral, entre otras cuestiones.
Sumario 1:
Ya hace más de una década que el Grupo Garavilla ha establecido
como prioridad estratégica dotar a cada uno de nuestros centros de producción
de un sistema de gestión de la calidad y de un programa de seguridad
alimentaria acorde con las normas y estándares de calidad de producto y proceso
que los clientes y consumidores merecen y, cada vez más, exigen de una empresa
líder en el sector de la alimentación.
Sumario 2:
Hemos comprobado cómo las certificaciones de calidad de la serie
ISO 9000, en nuestro caso certificadas desde siempre por AENOR, introducen
guías claras de actuación permitiendo conseguir una mayor eficiencia del flujo
de información entre todos los niveles de la organización.
[1] Desde el año 2003, el control de
la seguridad alimentaria en la UE corresponde a la Autoridad Europea de
Seguridad Alimentaria, así como a las distintas agencias estatales o
autonómicas (en el caso de España). En nuestro país la autoridad competente es
la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Este organismo autónomo, adscrito al Ministerio de Sanidad y Consumo también se ha
comprometido a implantar el concepto de CALIDAD INTEGRAL de seguridad
alimentaria: “DE LA GRANJA A LA MESA”.
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